En el mundo profesional, negociar el salario pareciera ser uno de los retos que más nos quita el sueño. Lo cual no es de sorprenderse.
En una cultura donde todavía nos cuesta trabajo hablar de cuánto ganamos, es difícil tener una idea clara de cuánto merecemos y nos gustaría ganar.
“¡Qué incómodo!”
Muchas veces las personas prefieren evitar esta conversación por miedo a perder la oportunidad de un puesto que les interesa mucho. En especial cuando se trata de jóvenes que apenas están buscando su primer empleo. Pero evitar el tema y aceptar “lo que sea que nos ofrezcan” no es la respuesta.
Piensa que tu salario es un medio para cumplir tus metas como irte de viaje, comprar tu coche, pagar tus deudas, etc. Así que no debes tomarlo a la ligera.
Además, esta conversación no es exclusiva para un nuevo trabajo. También hay que aprender a negociar temas como el aumento de salario o beneficios cuando llega el momento correcto, o incluso estar preparados en caso de que la propuesta llegue por sí sola.
Este punto es clave. Incluso si decides ignorar los demás consejos, no hay nada como estar preparado con datos concretos. Empieza por investigar cuánto ofrecen otras empresas por un puesto cumpla con los mismos requisitos y funciones.
Para eso puedes entrar a sitios como Indeed, Glassdoor o LinkedIn. Por ejemplo, OCCMundial tiene una herramienta que te permite calcular los rangos reales de salario por tipo de puesto (sólo que aún les faltan puestos por evaluar).
También, si estás por aplicar al trabajo, investiga todo lo que puedas de la empresa. Considera qué tipo de empresa es (PYME, corporativo, multinacional) para tener más claridad en lo que realmente te pueden ofrecer.
El tener esta información no implica que la tengas que mencionar en la negociación. Sin embargo, si en algún punto lo consideras necesario puedes ofrecer estos datos como referencia.
Debes tener certeza de que cuentas con las habilidades y los conocimientos para cumplir con el puesto (de otra manera no habrías aplicado).
Puede que te de miedo parecer arrogante pero para eso existe un remedio. Entra a tu negociación con una mentalidad en la que reconoces que hay personas extremadamente talentosas allá afuera, pero con la absoluta de que eres una de ellas.
Un consejo para no pedir menos de lo que mereces o exigir de más de lo posible, es esperar a que la oferta salga de tus jefes. En ocasiones, los puestos incluyen el salario en su descripción, pero otras veces debes esperar a tener tu entrevista.
Esta opción no siempre es posible, mucho menos cuando hay urgencia en llenar el puesto. Recuerda que no se trata de pedir una eternidad, puedes dar una respuesta al día siguiente o el mismo día por la tarde, sobre todo si se trata de un aumento de salario.
A veces basta con no acelerarte y tomar unos minutos para considerarlo. La buena noticia es que si hiciste caso al primer punto sólo necesitarás un momento para ordenar tus pensamientos y responder.
Antes de aceptar o negociar tu salario empieza por agradecer la oferta y mencionar lo que te emociona de la empresa y del puesto. Con esto estás reconociendo el valor de la oferta pero al mismo tiempo disuelves la tensión de la contraoferta. Lo puedes ver como otra forma de no sentirte “arrogante” al momento de negociar tu salario.
Puede que la respuesta a tu contraoferta no sea lo que esperabas. Aun así puedes intentar negociar otros puntos a parte de tu salario. Revisa el tema de tus prestaciones, bonos, flexibilidad en horarios, vacaciones, etc. También vale la pena tener estos puntos investigados y más si sabes cuál es su equivalente monetario.
Mencionar los momentos en los que has tenido éxito dentro o fuera de la organización es uno de los mejores argumentos a tu favor. Con esto pones sobre la mesa que no sólo es posible que des resultados sino que es un hecho.
Si estás negociando un aumento de salario, entonces vale la pena incluso que les recuerdes a tus jefes los mismos cumplidos que ellos hayan hecho sobre ti en el pasado.
Tip: Una buena idea es llevar un registro semanal de tus actividades. Además de ayudarte en la organización de tu trabajo, te ayudará a que siempre tengas presente el valor que aportas a tu puesto.
Uno de los errores más grandes es entrar en pánico cuando llegan los momentos de silencio. No permitas que esto derrumbe tu confianza ni todo el esfuerzo de la negociación. Así como tú necesitaste un momento para considerar la oferta, es justo que permitas que lo mismo ocurra del otro lado. Además, lo que parece una incómoda eternidad puede que no sea más de un par de minutos.
Ya sea que te pidan unos minutos o un día para consultarlo, no te eches para atrás. Si ya investigaste y sabes qué es lo mínimo que podrías aceptar, sólo te queda esperar a saber la respuesta.
Negociar tu salario es una habilidad básica para tu bienestar financiero. Eso no lo debes olvidar nunca. Aprende a apreciar tu trabajo no sólo por lo que haces sino por el tiempo y esfuerzo que inviertes en él ya que al final del día eso se ve reflejado en tus finanzas y estilo de vida.
Por otro lado, no olvides que aún si la oferta no entra en tu rango ideal, al lograr un aumento en tu salario o beneficios estás dejando una buena referencia para una futura negociación con tu actual trabajo o con el que sigue.
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