¿Alguna vez has sentido que te congelas cuando se trata de poner tu dinero en orden? Pues verás, esa tensión repentina o ligero ataque de ansiedad causada por el estrés financiero es más común de lo que crees, pero no significa que no puedas aprender a manejarlo.
En este artículo te compartimos algunas estrategias que te ayudarán a calmar tus nervios y hacerle frente al estrés por deudas.
Es difícil hacerle frente a aquello que no podemos entender. Por eso, tu poder y el camino para reducir tu estrés financiero empieza por tener claridad en cómo has manejado tu dinero en el pasado.
Por supuesto que también hay que tener los números claros, pero no debemos olvidar que por naturaleza los seres humanos no somos tan lógicos como quisiéramos creer.
Cuando se trata de nuestro comportamiento financiero, nuestras principales influencias son nuestras emociones y la relación que hemos construido con el dinero a base de nuestras experiencias desde una temprana edad.
Una buena práctica es implementar ejercicios de escritura creativa. ¡ESPERA!, ¿QUÉ? Sí, leíste bien. Antes de aterrizar en números nuestra situación financiera, hay que identificar el origen detrás de nuestra resistencia.
El estrés no nace de la nada, sino que surge como una respuesta ante situaciones que nuestro cerebro clasifica como “peligrosas” y si no trabajamos a tiempo con esta respuesta, se puede convertir en un hábito tóxico.
Instrucciones:
Durante una semana, dedica 10 minutos diarios para contestar una de estas preguntas cada día:
Día 1: ¿Quién me enseñó sobre el dinero? ¿qué fue lo que me enseñaron?
Día 2: ¿Qué se decía sobre el dinero en mi hogar? ¿Se hablaba con miedo o descuido?
Día 3: ¿Cuál ha sido mi mejor experiencia financiera? ¿Mi primer sueldo? ¿Un premio?
Día 4: ¿Cuál ha sido mi mayor reto financiero? ¿una deuda? ¿no lograr un viaje especial?
Día 5: ¿Cómo sería mi vida si tuviera libertad financiera? ¿cambiaría algo de mi estilo de vida?
Día 6: ¿Cómo me siento al hablar de dinero con otras personas? ¿me siento incómodo? ¿me preocupa que me juzguen?
Día 7: ¿Qué he aprendido esta semana sobre mi relación con el dinero?
Olvídate de “escribir bonito” con reglas de ortografía y redacción, la idea es que durante 10 minutos continuos no dejes de escribir y te permitas expresar todo lo que venga a tu mente. Se vale contestar nuevas preguntas que salgan durante el ejercicio pero no te detengas demasiado en sobreanalizar.
Puede ser en cualquier momento del día pero te recomendamos que sea cuando le puedas dedicar sólo a eso, sin tensión ni distracciones.
No todos experimentamos el estrés o preocupación de la misma manera, algunos sentimos tensión en la espalda, mandíbula o cuello, mientras que otros sienten acidez en el estómago, agotamiento o dificultad para respirar.
Por desgracia, hemos normalizado este tipo de reacciones en nuestro día a día pero es nuestra responsabilidad estabilizar nuestro cuerpo para evitar problemas de estrés crónico ya que esto detona más problemas de salud.
En un estudio publicado por el Aspen Institute, “The Burden of Debt on Mental and Physical Health”, se descubrió que las personas con problemas de estrés provocados por una deuda tenían más probabilidades de padecer a largo plazo problemas como migrañas, úlceras, depresión e infartos.
Es crucial que no sólo nos encarguemos de solucionar la situación financiera que está provocando el estrés, sino que recurramos a estrategias que nos permitan estabilizar esta respuesta.
Instrucciones:
La próxima vez que identifiques cómo se acumula el estrés en tu cuerpo, haz una pausa en lo que sea que estés haciendo y retírate a un espacio tranquilo. Si puedes sentarte adelante o si prefieres ir a caminar está bien lo importante es que te “ancles” al presente.
Si sabemos que las emociones tienen un gran impacto en nuestro comportamiento financiero entonces es importante que aprendamos a dirigirlas sanamente para que nos ayuden a lograr nuestras metas a partir del enfoque que le damos a esas mismas metas.
Un estudio realizado en Estados Unidos demostró tener excelentes resultados al cambiar la forma en la que las personas enfocan sus finanzas. A un grupo le dieron una clase de educación financiera tradicional, enfocado exclusivamente a números y conceptos lógicos, mientras que a otro grupo le dieron una sesión de “ahorro emocional”.
En la sesión de ahorro emocional no sólo vieron conceptos financieros sino que se les pidió a los participantes traer un objeto de gran valor sentimental y se les enseñó cómo esos sentimientos podrían ayudarles a alcanzar sus metas financieras.
Los resultados fueron impresionantes, mientras que el grupo lógico logró incrementar su capacidad de ahorro en un 22% después de tres semanas, el grupo emocional no sólo incrementó su capacidad de ahorro en un 73% sino que logró retener mucho mejor los conceptos financieros aprendidos en la sesión.
Al igual que el segundo grupo tú puedes cambiar la intención que le das a tu dinero. La idea es que, apoyado del primer ejercicio, o de una reflexión general sobre tu relación con el dinero, redefinas el nombre que le das a tus metas financieras.
Instrucciones
“Voy a [anota tu meta] por que así lograré [anota el resultado emocional]”
Ejemplos:
“Voy a eliminar mi deuda porque así lograré recuperar mi tranquilidad” “Voy a ahorrar para el retiro porque así lograré sentirme orgulloso de mí”
Sabemos que incluso estos tres ejercicios pueden parecer abrumadores para algunas personas, así que te invitamos a al menos escoger uno de ellos y realizarlo de forma consciente. No te preocupes si al inicio los ejercicios no te salen a la perfección, ya que no se trata de ser perfectos.
Para tener unas finanzas sanas y cumplir con nuestras metas el secreto está en el poder de las pequeñas acciones realizadas de forma consistente. Así que una vez que empieces no te rindas hasta ver cómo el estrés financiero se convierte en un recuerdo distante en tu vida.
¡Es hora de decirle adios al estrés por deudas y a la ansiedad financiera!
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