Es bastante común que cuando las personas se encuentran en una situación de deuda su primer instinto sea entrar en negación o tomar acción hasta el último momento por desconocimiento o falta de recursos que les ayuden a tomar una decisión acertada. En esta guía te compartiremos consejos y recursos para facilitar tu camino de deudor a ahorrador.
Antes de cualquier cosa, lo primero que debes hacer es identificar la deuda en tu vida, tanto el monto como las causas y consecuencias. ¿Por qué?, porque la mejor manera de enfrentar cualquier problema es teniendo un panorama completo.
Puede que tomes acciones impulsivas como usar todos tus ahorros para pagar lo que debes, lo cual puede ser un paso en la dirección correcta, pero si no tienes claro el cómo trajiste la deuda a tu vida, ni hacia dónde te diriges financieramente, es probable que más adelante te encuentres en la misma situación pero habiendo gastado uno de tus cartuchos. Así que empieza por detectar el origen de tu deuda.
En algunos casos, las deudas pueden ser el resultado de una emergencia y la falta de prevención financiera. Por ejemplo, puede que un día se nos descomponga el coche, y al no contar con un fondo de emergencia en el cual apoyarnos, terminamos recurriendo a un préstamo o dar el famoso tarjetazo para pagar las reparaciones.
Sin embargo, la deuda no siempre nace de una situación inesperada sino de las pequeñas decisiones que tomamos a diario, así como nuestros hábitos y estilo de vida. ¿Cada cuánto compras por internet?¿estás acostumbrado a comprar postres o antojos durante la semana?¿llevas un registro frecuente de tus gastos?¿qué tanto cuidas de tu salud para prevenir cualquier tipo de enfermedad?
Hacer un análisis general de tu estilo de vida te ayudará a identificar posibles fugas de dinero, o bombas de tiempo, que pueden desbalancear tus finanzas en el corto, mediano y largo plazo.
👉🏼 Ejercicio: Durante una semana comprométete a observar conscientemente tus decisiones diarias y hábitos. Al final de cada día dedica 10 minutos para hacer una lista de tus hábitos y al final de la lista responde a la pregunta: “¿cómo es que estas acciones impactan mis finanzas presentes y futuras?” Esto te dará una buena base sobre la cual avanzar.
Ahora, no sólo debes registrar cuál es tu relación con el dinero, sino cómo es que lo administras hoy en día. Si nunca antes has realizado una planeación financiera, ni cuentas con un presupuesto mensual, entonces el primer paso es registrar tus gastos diarios.
Esto lo puedes hacer a la par del ejercicio anterior, sólo que en este caso es mejor que hagas el registro de tus gastos en el momento en el que pagues para entrenar a tu cerebro a ser consciente de tu comportamiento financiero. Además para que este ejercicio funcione debes hacerlo todos los días durante un mes, sobre todo los fines de semana, ya que es cuando las personas suelen gastar más.
Puedes llevar este registro en una libreta pequeña que puedas cargar contigo o usar una aplicación como Finerio, la cual te permite vincular tus distintas cuentas bancarias en modo de lectura, de manera que tus gastos se registren automáticamente y los puedas visualizar en un sólo lugar. Si decides usar ésta u otra app que automatice el proceso, te recomendamos que de todas formas tomes nota de tus gastos durante el mes del ejercicio.
Al final del mes, dedica al menos una hora para revisar todos tus gastos. Así tendrás una visión clarísima de tu comportamiento y cómo es que esto se ve reflejado en tus finanzas. Puede que en el mes hayas tenido gastos variables o inesperados, así que vale la pena que los clasifiques antes de avanzar al siguiente paso.
Saber cuáles son tus gastos y comportamiento es una parte, pero, para tener el panorama completo y hacer una buena planeación financiera, tienes que saber cuánto debes y los detalles de cada deuda.
Para eso lo que tienes que hacer es entrar al portal o app de tu banco o de la institución crediticia que te prestó y buscar tus estados de cuenta. Si no hay una forma digital de revisar, seguro te debe estar llegando tu estado de cuenta a tu dirección, así que revisa el más reciente para conocer tus números.
Por supuesto, en caso de tenerlos, no te olvides de incluir los préstamos que te hayan hecho tus amigos o familiares. Aún si no te están cobrando intereses, si tu meta es en verdad dejar de ser deudor, entonces tienes que asegurarte de cumplirla en todos los aspectos.
Ya que tengas todas tus deudas identificadas, crea una tabla donde apuntes cada una de ellas a detalle: a quién le debes, cuánto debes, cuál es la tasa de interés, cuántas mensualidades te quedan o el plazo límite para liquidar, si es que ya estás en mora o si estás generando intereses ordinarios. Esto te ayudará a priorizar y entender el camino que te queda por recorrer.
Es importante que corrobores la información que registraste, y para eso te sugerimos que descargues tu reporte de crédito especial, ya sea en Círculo o Buró de Crédito. En este reporte podrás encontrar información sobre los créditos que tienes activos y detectar si hay uno que te falte pagar o que, a pesar de haberlo liquidado, aún se muestre con atraso o como no pagado.
¡Ojo! En caso de que detectes irregularidades, debes contactar a la institución donde hayas hecho la consulta para solicitar una aclaración para saber si se trata de un error o incluso de un caso de robo de identidad.
Recuerda que tener un buen historial o score crediticio es básico para tener unas finanzas sanas y contar con oportunidades a futuro que pueden ir desde solicitar un crédito automotriz hasta rentar un departamento (hay caseros que solicitan esta información para saber qué tan responsable eres cuando se trata de pagar).
Muy bien, ya tienes claro por dónde se escapa el dinero, pero también tienes que saber bien cómo y cuándo llega. Si tienes más de una fuente de ingresos o si éstos son variables en cantidad o fecha, debes sacar un promedio de ingresos basado en los pagos que hayas recibido durante los últimos seis meses. De esta manera te será más fácil organizar tus finanzas a futuro.
No te olvides de considerar la parte fiscal, como el pago de impuestos, si es que en al menos una de tus actividades te desempeñas en un régimen fiscal donde tú eres responsable de declarar y pagar impuestos. Corrobora con tu contador, o entrando a la página del SAT, cada cuándo te toca hacer tu declaración para que tengas siempre presente el flujo de tus ingresos.
Si tienes una sola fuente de ingresos y te pagan bajo concepto de salarios, no te confíes, también es importante que lleves un registro de cuánto te llega a la quincena para que lo puedas administrar de acuerdo a los pagos que tengas que hacer durante esas dos semanas.
Puedes llevar un calendario ya que puede que durante el año tu quincena caiga en día inhábil y eso significa que te van a adelantar o atrasar tu pago. Otra situación es que puede que caiga en viernes o sábado pero al día siguiente te toque pagar tu renta y no alcances por esperar a que caiga la quincena.
De cualquier manera, te invitamos a incorporar este ejercicio de revisión de ingresos durante o al final del mismo mes en el que vayas a hacer el registro de tus gastos y deudas. Sólo recuerda no estresarte y llevarlo un paso a la vez.
Ahora que sabes cuáles son tus gastos fijos y variables, en dónde están tus deudas y cómo funciona tu flujo de ingresos, es momento de plantear objetivos para después diseñar tu presupuesto. Por lo que el siguiente paso es hacer una lista de prioridades.
A partir de tus observaciones y registro del mes, haz una lista que se llame “esencial” y otra que se llame “no esencial”. En cada lista debes ir vaciando tus gastos, hábitos y compromisos pensando en el corto, mediano y largo plazo. Puedes hacer este ejercicio con post-its en tu pared o con un pizarrón para que te sea más fácil visualizarlo y mover libremente cada elemento hasta llegar a una versión final.
Cuando hagas esta lista toma en cuenta el factor tiempo. Por ejemplo, si tienes la meta de comprar una sala nueva, deja claro en qué fecha lo quieres lograr. Además de integrar precisamente los plazos y fechas de pago de tus deudas pendientes. Con este ejercicio de preparación, te sentirás más tranquilo cuando llegue el momento de pasar al presupuesto.
Lo siguiente será diseñar tu presupuesto para los próximos tres meses. ¿Por qué tres meses y no un año? Si nunca has hecho un presupuesto, es mejor que vayas probando poco a poco lo que te funciona y lo que no. Así que a los tres meses podrás sentarte a analizar de qué manera puedes mejorar el presupuesto pero ahora pensando en los próximos 6 meses y así sucesivamente hasta que encuentres el balance correcto en tus finanzas y estilo de vida.
Entonces para darle forma al presupuesto mensual con toda la información que ya tienes definida:
Anota todos tus ingresos por concepto, define los fijos y los variables, y añade las fechas (aunque sean aproximadas) en las que los recibes. Puedes sólo apuntar el monto total pero recuerda que a mayor detalle, mejor administración.
Una vez más hay que categorizar los distintos conceptos, para tener claridad de nuestros pagos. Nosotros te sugerimos que lo hagas de la siguiente manera:
Además de los gastos que tienes en el mes, te conviene dedicar una parte de tus ingresos al ahorro de tus metas a mediano y largo plazo. Lo ideal es que empieces por liquidar tus deudas y de ahí añadas otras prioridades, como el tener un fondo de emergencia y ahorrar para tu posgrado.
De nada nos sirve un presupuesto que se quede olvidado en un archivo de excel o en una app que nunca volveremos a abrir. Tu misión durante los próximos meses es continuar en un estado de observación activa.
Ya sea que lleves un diario o que te comprometas a programar y revisar tus gastos cada domingo, la mejor manera de tomar el control de tus finanzas será estar mentalmente presente en cada una de las decisiones y acciones que tomes.
Recuerda que una forma poderosa de mantener la motivación es tomar el reto con alguien más. Si vives con tu pareja y comparten los gastos de la casa pueden hacer un presupuesto en conjunto, o puedes invitar a un amigo que sepas que quiere mejorar sus finanzas para que haga el reto a la par, de forma que se mantengan motivados.
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